lunes, 6 de octubre de 2008

Caricaturas........"sano esparcimiento"

La televisión se impone sobre otros medios de comunicación por penetrar en el hogar en la vida diaria, y llega a formar parte de los hábitos de cualquier persona. La influencia de la TV constituye una fuente efectiva en la creación y formación de actitudes en los niños, ya que presenta estímulos audiovisuales, y desde temprana edad, se someta a los pequeños a su influencia, sin que estos posean otro tipo de información.

Anteriormente, en un mundo menos tecnificado, menos urbano, con menos complicaciones, más rural, los niños tenían otras distracciones. Es en las grandes urbes donde hay pocos lugares para el esparcimiento físico, y mental. Antes las actividades eran diferentes, los juegos entre amigos en la calle representaban una distracción; incluso, las caricaturas duraban más minutos, y sólo se transmitían a una hora determinada: ahora duran menos minutos porque el tiempo de atención de los tele niños ha bajado, y porque éstos ya son vistos como un mercado potencial para la venta de productos chatarra de los que son grandes consumidores. Las poderosas motivaciones de la televisión son hacia objetos comerciales y no hacia la formación integral del niño.

Son los niños de los sectores poblacionales más pobres los que quedan inermes ante el acoso mental y psicológico, verdadera distracción “anestésica” de la realidad en que viven, y tienen menos opciones para escoger las imágenes que deben ver y su contenido. Ya desde pequeños, son manipulados por las grandes transnacionales. No tienen más alternativa que observar en lo que hay qué gastar lo poco que tienen, y lo que se les “ordena” que deben consumir.

Los comerciales de TV proyectan estereotipos en relación a aspectos raciales, sociales, culturales, sexuales, así como también hábitos alimenticios que pueden influir en la personalidad y la capacidad psicológica de los niños para percibir el mundo. Las características emocionales juegan un papel decisivo: la imitación y la identificación. Entendemos por identificación la adopción de pautas de conducta y actitudes de sus padres y otras personas significativas para el niño: maestros, familiares, o bien algún personaje de la TV; esto ocurre en forma natural, como tendencia de imitar lo que ven. Si en las caricaturas se hacen comentarios obscenos, es muy probable que los niños lo repitan en la calle conscientemente en tanto que la imitación es consciente.

Los niños recurren a la TV para satisfacer sus necesidades de distracción, reducir las tensiones y como medio para obtener información o porque no le queda otro remedio. En muchos casos constituye la única compañía que el niño tiene y a veces se convierte en una especie de niñera. Podemos sorprendernos de la cantidad de cosas que los niños pueden hacer cuando la televisión está apagada. Tal vez esto nos ayude a promover más que la televisión no esté prendida tanto tiempo durante el día.

Esto nos lleva a realizar un replanteamiento interesante de algunas concepciones del juego infantil; porque, anteriormente el juego era la expresión de distintos acontecimiento que el niño vivía y observaba en su hogar, ahora el juego cubre un espectro más amplio aún y manifiesta las vivencias y experiencias que al pequeño le brinda su exposición frente al televisor, son una especie de radiografía fiel de las enseñanzas “morales asimiladas”.

Existe un decremento en la sensibilidad emocional del niño ante la violencia, porque las muchas caricaturas contienen escenas sangrientas, imágenes explícitas de asesinatos, muertes por accidentes violentos, sexo y hasta racismo. Así los tele niños se vuelven apáticos a la violencia de la vida real, o bien la utilizan como método para resolver los problemas con otras personas.

Una prohibición expresa o velada hacia el consumo de los medios no resuelve el problema de la gran tendencia a la violencia por parte de las nuevas generaciones. En este sentido son los padres y los maestros quienes tienen la tarea de explicar a los niños aspectos importantes de la sexualidad infantil; eso sí, una vez que los entiendan y comprendan, De otro modo, se recorre el camino más sencillo: censurar la caricatura y eludir una tarea que corresponde.

El niño que por diversas circunstancias no tiene permitido ver alguna caricatura que forme parte de las preferencias de su grupo de iguales, automáticamente es excluido o simplemente deberá conformarse con sólo escuchar, y de ese modo mantenerse informado sobre el contenido de las caricaturas de moda. Este tipo de exclusión tiene un efecto devastador, pues es la exclusión de las relaciones interpersonales que se da entre las nuevas generaciones de tele niños.

En realidad no podemos competir con la poderosa influencia de este medio, lo que sí podemos hacer es regularlo para hacerlo menos dañino en algunos de sus contenidos. Es muy importante clasificar la programación y disciplinar en su uso y moderación interviniendo más directamente en la persona del niño o adolescente, y no dejar que otros los eduquen con criterio poco sanos, así como abrir el horizonte hacia otras áreas no explotadas de la persona: la lectura, el estudio, la formación de criterios. Los antiguos juegos infantiles eran verdaderas formas de integración social, de solidaridad, formación hacia el liderazgo, las capacidades motrices e intelectuales y en cambio, las caricaturas actuales y laTV hacen al tele niño aislado y sedentario. Este es el modo como influyen las caricaturas en los niños
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